Santa Fe: Un médico fue tratado con plasma y venció al virus
Es cardiólogo en Ceres y se contagió porque siguió trabajando a pesar de ser paciente de riesgo. Su cuadro era malo, pero en dos días se recuperó.
Los tratamientos con plasma de recuperados siguen dando resultados positivos en personas con Covid-19 en la provincia. El médico Sergio Peter (51) ya se encuentra haciendo la cuarentena en su domicilio de Ceres luego de luchar contra el virus por semanas en el Hospital Cullen de la ciudad de Santa Fe, y convertirse en uno de los primeros en ser tratado con anticuerpos donados por aquellos que lograron superar la enfermedad.
Peter nació en Chaco, pero se crió en Santa Fe, y trabaja como cardiólogo en la salud pública y privada de la localidad del noroeste santafesino. A pesar de ser diabético, rechazó la desafectación laboral y siguió trabajando. En una ciudad en la que el 60 por ciento de la población no tiene obra social, y por distintos episodios de la cuarentena, quedó como único especialista en la zona.
«Uno de los cardiólogos quedó aislado en Selva, Santiago del Estero. La otra es de Hersilia, a 17 kilómetros, y cuando Ceres se cerró no podía entrar. Tuve que seguir, moralmente estaba obligado. Hubo varios infartos», cuenta hoy mientras aguarda los hisopados negativos para poder recibir el alta médica.
Uno de los riesgos de seguir trabajando era contagiarse. Y si bien había tomado todas las precauciones en sus consultorios de la única clínica privada y el hospital regional, su disciplina requiere acercarse y tocar al paciente. Allí cree que se contagió de un asintomático: no tiene nexo con contactos positivos, y ninguna persona que haya tratado tuvo síntomas.
La madrugada del 16 de junio supo que algo andaba mal. Despertó con fiebre y se aisló, y a las 48 horas le hicieron un análisis, que el viernes 20 dio positivo. Los estudios comenzaron a darle mal, y el 23 sus colegas lo derivaron al Cullen. «Fue un balde de agua fría comunicárselo a mi familia, porque no hay despedida», reconoció. Salió de madrugada, solo con una enfermera y un chofer. Y con miedo.
«El primer temor es haber contagiado a gente que quiero. Por suerte a mi familia la pusieron en cuarentena y el hisopado dio negativo rápidamente», dijo. Los primeros días buscaba información sobre tratamientos, pero después decidió ponerse en papel de paciente y aceptar las decisiones del equipo. «Me puse en la piel del médico, saber que tiene que entrar e informar a un colega que la cosa está peor es difícil, porque no te pueden mentir, lo ves en su mirada. Y ahí te agarra miedo», admitió.
En el hospital, con los días fue empeorando. Lo pasaron a terapia intermedia, paso previo a la intensiva, y allí probaron el protocolo de plasma. «Se pasa en 15 minutos, se espera un tiempo para ver si hay reacción alérgica, y a las 6 horas la segunda. Es lo mismo que una transfusión, pero con el líquido centrifugado que separa los glóbulos rojos del plasma, que es amarillento y es donde están los anticuerpos», explicó.
El resultado fue primero emocional, por la esperanza del tratamiento alternativo, y luego físico. A las 12 horas dejó de hacer temperatura. A las 24 le quitaron el soporte de oxígeno, la clásica nariguera. Una vez que los especialistas vieron la mejoría clínica sostenida, a las 48 horas ya pudo irse a su casa. En el hospital le dieron plasma a dos personas: la otra también era de Ceres, de 77 años, y fue el primer fallecido de esa localidad.
El lunes por la noche, finalmente, salió del hospital en silla de ruedas, vestido casi como un astronauta, bajo el aplauso de sus colegas.
El cardiólogo, que es divorciado, vive solo en un departamento de Ceres.Luego de que el último hisopado le haya encontrado baja carga viral, el domingo le practicarán un nuevo test. Si ese da negativo, el miércoles le tocará otro, que también debe mostrar ausencia de Covid-19 para que pueda volver a su vida normal. En un mes el laboratorio indicará si puede ser donante, algo que hoy no es seguro por su insulinodependencia. Pero que por supuesto recomienda hacer a todos, porque fue lo que salvó la vida.
Fuente: El Litoral