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Oscar «Ringo» Bonavena vs. Muhammad Ali: 50 años no son nada

Se cumple medio siglo de uno de los combates más emblemáticos de nuestro boxeo: Oscar «Ringo» Bonavena frente al mejor de todos los tiempos, Muhammad Ali.

No fue pelea por título mundial, ninguno de los dos eran campeones. Sin embargo, hasta el día de hoy se la recuerda como la más emblemática de la historia de nuestro boxeo (o una de ellas), cuando se cumplen 50 años de aquella noche del 7 de diciembre de 1970, en que Oscar «Ringo» Bonavena enfrentó al gran Muhammad Ali sobre el ring del Madison Square Garden de Nueva York.
No era para menos. Se enfrentaba el boxeador argentino más mediático de todos los tiempos contra el más famoso de la historia de todos los deportes, en épocas de blanco y negro, sin canales de cable, ni internet, ni redes sociales, ni celus. Sólo con la TV de aire y los periódicos, y por supuesto, las radios.
Así y todo, hicieron 79,3 puntos de rating en un sólo canal (el 13), récord histórico que duró hasta la semifinal Argentina-Italia del Mundial de 1990, que hizo 81 puntos juntando todos los canales de aire. Por supuesto, la marca de 79,3 hoy sigue siendo la segunda más alta del país en la historia, seguramente inamovible.

Es que Ringo ocupaba el lugar que luego fue de Maradona. Genial, elocuente, bravucón, pedante, ocurrente, creativo, sabía manejar como nadie los hilos de la comunicación, y podría decirse que fue el primer «mediático», adelantándose varias décadas a este vocablo.
Y sin saberlo, Ali fue su maestro, cuando Ringo tuvo que radicarse en EE.UU. para seguir su carrera, suspendido 1 año por la FAB por morderle la tetilla izquierda al yanqui Lee Carr y ser descalificado en los Juegos Panamericanos de San Pablo 1963.
Allí le copió todo al más grande. Y se lo demostró en la conferencia de prensa provocándolo hasta la ira, llamándolo «chicken» (le quiso decir «gallina» y le dijo «pollo»), tratándolo de cobarde por no pelear en la Guerra de Vietnam, tapándose la nariz por el supuesto olor de su piel, y le recordó varias veces su nombre estadounidense (Cassius Clay), que Ali odiaba por ser nombre de esclavo.

«Clay, Clay», le decía. Y ambos «jugaron en serio» en la conferencia más extraordinaria de todos los tiempos con semejantes protagonistas. La derrota por KOT 15 fue anecdótica como la pelea en sí. Las tres caídas en el 15º, las disculpas postreras, los abrazos, los elogios mutuos, eso es lo imborrable. Y la esencia del boxeo.
Fuente: DiarioPopular

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