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Nación – Energías Renovables: el desafío de cambiar la matriz eléctrica para proteger al planeta

Para cumplir con sus compromisos climáticos, Argentina debe transformar su matriz eléctrica hacia las fuentes limpias de energía. Hoy implican más del 10% de la demanda y deben llegar al 30% en esta década. Qué desarrollos tecnológicos llevan adelante universidades, empresas y centros de investigación aprovechando recursos como el sol, el viento, el hidrógeno, los desechos del sector agrícola y las olas marinas.

A mediados de agosto, la generación energética de fuentes renovables en Argentina alcanzó un récord del 24% de la demanda total, aunque el promedio anual se sitúa en el 10%. Cambiar la matriz eléctrica, actualmente basada en un 85% de combustibles fósiles, hacia fuentes limpias de energía, es una de las vías más rápidas de reducir emisiones de gases de efecto invernadero (la otra es frenar la deforestación).
Argentina presentará ante la próxima Cumbre Climática que se realizará en Glasgow, Escocia, del 1 al 12 de noviembre, un compromiso de llegar al 30% de participación de renovables en su matriz eléctrica para 2030. Para esto, el país no solo cuenta con su posición geográfica y recursos naturales variados y abundantes (sol en el Norte, viento en la Patagonia, biomasa proveniente de cultivos, industria forestal o residuos urbanos en el centro del país y la potencia del mar en su litoral atlántico) sino con conocimientos y desarrollos tecnológicos propios, que permiten adaptar dispositivos y soluciones a las necesidades de cada región.

La Ley 27.191 de Energías Renovables (sancionada a fines de 2015 y reglamentada en 2016)estableció el primer marco legal y de impulso a este tipo de energías. Luego vinieron las licitaciones del programa Renovar para la instalación de grandes parques eólicos y solares (las tecnologías más maduras y costo eficientes hasta el momento), con cuantiosas inversiones y tecnologías extranjeras.

Sin embargo, este modelo, que concentra capital y rentabilidad en pocas manos, empezó a frenarse en 2018, cuando cambiaron las condiciones de financiamiento de los proyectos. “Aquellos que consiguieron financiación y empezaron a construirse antes de 2018, continuaron o ya están entregando energía al sistema. El resto quedó en veremos”, apunta Marcelo Álvarez, director ejecutivo de la Cámara de Energías Renovables (CADER).

El momento parece propicio para impulsar proyectos con tecnología y mayor integración de componentes locales. “Existen interesantes desarrollos en energía eólica por parte de la empresa nacional IMPSA; tecnologías para aprovechar la biomasa en las distintas regiones del país, innovaciones en energía solar térmica y aprovechamiento del hidrógeno como alternativa para almacenar y transportar energía limpia, e investigaciones avanzadas en energía undimotriz para aprovechar la energía del mar”, enumera José Luis González, Jefe del departamento Programas de Energía del INTI.
Los nuevos vientos de IMPSA

Fundada por la familia Pescarmona a principios del siglo pasado, IMPSA -hoy con mayoría accionaria estatal (63% la Nación y 21% la provincia de Mendoza)- es uno de los principales desarrolladores de tecnología eólica de la región.

La compañía diseñó y patentó una plataforma para la construcción de aerogeneradores de alta potencia, mediante acuerdos con el INTI y la firma rionegrina INVAP, y desarrolló una cadena de valor con más de 100 pymes proveedoras.

Los distintos modelos de aerogeneradores de IMPSA se adaptan tanto a los vientos fuertes y extremos de la Patagonia, como a los más calmos en el centro y norte del país. “Venimos trabajando en el desarrollo de aerogeneradores de alta potencia desde hace 15 años. Esto nos permitió adaptarnos a los requerimientos de cada vez mayor potencia en el mercado internacional, con generadores de 5 MW de potencia, destaca Juan Carlos Cacciavillani,director de Tecnología de la empresa mendocina. “Hoy el contenido nacional de nuestros equipos supera el 70%, y se incrementará a más de un 90% con el futuro desarrollo de palas de diseño y fabricación nacional liderado por el INVAP”, apunta.

El Parque Solar Cauchari, en la puna jujeña, es el mayor de Latinoamérica con una potencia de 300 Mw.

De todas las energías renovables, la que viene del sol es la que ofrece mayor potencia, aunque sólo una pequeña parte puede ser aprovechada. Según la Asociación Internacional para la Investigación sobre Energía Solar, «en un solo día, la luz que llega a la Tierra produce energía suficiente para satisfacer la demanda energética mundial durante varios años”.

Ante todo, es preciso diferenciar dos tipos de energía provenientes del sol. La energía solar térmica genera calor para obtener agua caliente hasta unos 80ºC y puede ser usada para la ducha, el lavado de platos, cocinar alimentos o calefacción. En tanto, la solar fotovoltaica transforma la energía del sol en electricidad por medio de paneles fotovoltaicos y puede almacenarse en baterías o ser volcada a la red.

Argentina cuenta con importantes niveles de radiación solar, sobre todo en el Norte. A fines del año pasado, entró en funcionamiento en Jujuy el parque solar Cauchari, de 300 Mw de potencia, uno de los más grandes de Latinoamérica. Sin embargo, la mayor parte de la tecnología que allí se despliega proviene de China. «En fotovoltaica llevamos algunos pasos atrás respecto de otros países y además hay un solo fabricante nacional de paneles», dice Gustavo Gil, consultor y ex director de Energías Renovables del INTI.
Fuente: Telam

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