Con la declaración de dos médicas y el forense, inició el juicio por la muerte de la bebé que tenía agujas clavadas
La defensa de los padres de la niña intenta demostrar que la bebé murió por mala praxis al momento de su reanimación. En la ronda de testigos, las médicas y el forense afirmaron que ya ingresó al hospital con gran dificultad respiratoria y varios hematomas.
En la Cámara Segunda en lo Criminal de Sáenz Peña inició formalmente este lunes el juicio que acusa e investiga a Melina Vallejos y Héctor Gómez, padres de la nena de dos años que falleció el año pasado en Quitilipi y que tenía dos agujas de coser y signos de estrangulamiento en el cuerpo.
Este lunes comenzó la ronda de testigos luego de tres postergaciones. En primer lugar, expuso el médico forense Gerardo Bravo, en segundo la doctora Mariela Cáceres y tercero la pediatra Melisa Isleño. Un efectivo policial también declaró.
El forense mencionó los aspectos relevantes de su tarea en el cuerpo sin vida de la menor al momento de realizar la autopsia. Según mencionó, la causa de muerte fue por paro cardiorespiratorio por sepsis generalizada. También mencionó que encontró dos agujas de coser y que el cuerpo presentaba lesiones punzantes en el cuello.
Luego, agregó: «Presentaba signos sugestivos de traumatismo a nivel del cuello (estrangulamiento)«.
El Ministerio Público Fiscal indagó al médico por casi dos horas para tratar de demostrar que la bebé murió por «mala praxis» al momento de ser reanimada , y no porque alguien le haya clavado agujas.
Según el forense Gerardo Bravo, la niña no pudo haberse introducido sola las agujas o haberlas tragado porque esa acción «genera mucho dolor, no lo podría haber repetido una segunda vez».
«Externamente no se podían ver las agujas, solamente cuando se abrió el cuerpo se observó las agujas de aproximadamente 3,5cm de longitud clavadas en el cuerpo, en la zona del timo y corazón», añadió.
La médica Mariela Soledad Cáceres, quien recibió a la niña en el hospital, señaló que ya había ingresado con dificultad respiratoria grave y que tenía lesiones en el tórax y hematomas.
Cuando fue consultada sobre si la madre mencionó qué le había pasado, dijo: «En ningún momento la madre dijo nada, tampoco dijo qué había pasado con la menor».
Por su parte, la pediatra Isleño afirmó que la menor tenía al momento de su llegada «lesiones lineales y otra puntiforme». «Tenía hematomas en el cuello, en el rostro y en los miembros inferiores. Lo llamativo era la lesión en la zona del esternón», relató.
Según Isleño, cuando la madre vio el cuerpo de su hija, dijo: «¿Qué, la asesinaron?».
Fue entonces cuando le consultó qué le había pasado a la niña, a lo que la mujer le respondió que «la acostó a dormir y después no la pudo despertar más».
Fuente: Diario Chaco