NOTA DE OPINIÓN: A propósito de las últimas semanas de pandemia…por Leandro Arrudi
A propósito de las últimas semanas de pandemia…
“El ser humano se diferencia de los otros animales por su telencéfalo altamente desarrollado, por el pulgar oponible, y por ser libre. Libre es el estado de aquél que tiene libertad. Libertad es una palabra que el sueño humano alimenta, que no hay nadie que la explique, y nadie que no la entienda”
(Jorge Furtado, “La isla de las flores”, 1989).
El día de ayer el Colegio de Abogados tuvo la oportunidad de participar de la reunión del Comité Sanitario de Emergencia de Presidencia Roque Sáenz Peña, gracias a la atenta invitación del Secretario de Relaciones Institucionales de la Municipalidad, Juan Fuentes Castillo.
En esta reunión en la que participaron expertos, pudimos tomar real dimensión de la crítica situación que se vive en nuestra zona.
A veces hablar de números o estadísticas nos resulta algo demasiado abstracto, pero hoy en día hay guarismos que son demasiado elocuentes: el 20% de los contagiados requiere internación, en las últimas semanas el porcentaje de ocupación de camas de internación por Covid no desciende del 95% llegando a momentos de plena ocupación, y en los últimos días de mayo se llegó a un 25% de positividad de las muestras evaluadas (sobre un total de 2119 muestras).
Aún con estos números, los expertos del Comité refieren que no cuentan con estadísticas fiables, y que la ciudad tiene la necesidad de contar con un ente independiente que trabaje en ese ámbito, y en el que se puedan volcar todos los datos que arroja la problemática de la pandemia, puesto que estadísticas fiables permitirían perfilar políticas sanitarias más efectivas.
Las fuerzas políticas estarían trabajando en este tema, pero los resultados se verían a largo plazo.
Pero el problema está ahora, en el presente. Y, al parecer, es en el presente que estamos fallando.
Los expertos coinciden que el camino necesario para superar la crisis son los testeos masivos, la vacunación masiva, y el aislamiento en caso de contagio.
Pero el camino para convivir con esta enfermedad es sólo uno: la prevención.
Y cuando vemos que las acciones y políticas sanitarias preventivas fallan, advertimos que el problema que parecía sanitario, se ha convertido en un problema ético.
Lo entendemos así porque la prevención nos imponen ciertas pautas de conducta, que debemos observar para evitar los contagios.
Aquí, antes de avanzar, cabe hacer una digresión: las ciudadanas y los ciudadanos siempre debemos obrar dirigiendo nuestros actos hacia la consecución de valores, para hacer las cosas bien, y hacer el bien al prójimo.
En esta línea, la ciencia del Derecho, puntualmente la rama que estudia los valores jurídicos (que se llama axiología), nos enseña que el obrar humano en el ámbito jurídico debe encaminarse hacia la consecución de la justicia y, para hacerlo, se vale de valores jurídicos.
Básicamente, hay dos clases de valores jurídicos: los valores heterónomos (es decir, que se nos imponen por la fuerza), y los valores autónomos (que nos imponemos nosotros mismos, en la conciencia de querer obrar bien). A su vez, cada valor heterónomo, se complementa con un valor autónomo, osea, son valores que van de la mano.
Cuando una sociedad se desvía del camino del bien, se observa que el Estado (que tiene el monopolio de la fuerza y el legítimo ejercicio de la violencia), nos impone medidas buscando el ‘orden’. El ‘orden’ es un valor jurídico heterónomo.
Sorprendentemente, el valor autónomo que se complementa con el ‘orden’ es la ‘solidaridad’, que también es un valor jurídico.
Dicho esto, para prevenir el contagio no tenemos mejor herramienta que la solidaridad.
Debemos darnos cuenta que si no nos cuidamos, y no cuidamos a los que tenemos cerca, podemos contribuir para que esta enfermedad siga causando angustias y ausencias para toda la vida.
Cuidarse es muy sencillo: requiere uso de mascarilla o barbijo, alcohol en gel o al 70%, mantener una distancia social de 2 metros como mínimo, y evitar concurrir a lugares con aglomeramiento de personas.
Ahora se puso de moda la palabra ‘empatía’, yo prefiero la palabra ‘solidaridad’.
Seamos solidarios y cumplamos estrictamente las medidas de prevención, para que podamos seguir haciendo nuestra vida, nuestras labores, y cumplir nuestros sueños. Si a nuestro trabajo lo podemos hacer desde nuestros hogares, no corramos el riesgo de salir para contagiar o que nos contagien. Ya muchos se arriesgan por nosotros. Y si nos invitan a salir, seamos libres y decidamos quedarnos en casa.
Caso contrario, retrocederemos tanto que volveremos a estar confinados para que se restablezca el orden social, y confinados volveremos a hablar de libertad.